Ni siquiera el regreso de su padre como entrenador pareciera devolverla la calma al griego Stefanos Tsitsipas (29°), el cual sumó otra preocupante derrota este lunes al caer 6-7 (4), 6-3 y 6-4 frente al francés Benjamin Bonzi (63°) en tercera ronda del Masters 1000 de Cincinnati.
Posiblemente la mala experiencia laboral con el croata Goran Ivanisevic haya repercutido negativamente en el ex número 3 del mundo, quien apostó por retornar a los brazos de su progenitor, Apostolos, hace unas semanas pero aún no ha registrado los resultados esperados, despidiéndose a la primera de cambio en el Masters 1000 de Toronto y ahora en su segundo compromiso en el evento estadounidense, después de vencer al húngaro Fabian Marozsan (51°) en sets corridos en el estreno.
Las estadísticas no mienten a la hora de evidenciar la irregularidad que azota el presente del dos veces finalista en torneos de Grand Slam, subcampeón en 2022 en el estado de Ohio, que totalizó 39 winners -14 aces- y 43 errores no forzados para marcharse luego de dos horas y 39 minutos de peloteo en la cancha 3 del complejo, extendiendo una racha para el olvido en la que no hilvana dos éxitos desde abril pasado, en el ATP 500 de Barcelona.
Por su parte, el nacido en Nimes, de 29 años y verdugo de los italianos Matteo Arnaldi (37°) y Lorenzo Musetti (10°) en las rondas previas, avanzó por primera ocasión en su carrera hacia octavos de final en un Masters 1000, instancia en que enfrentará al canadiense Felix Auger-Aliassime (28°).
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