Danielle Collins (30ª del mundo) ocupa los grandes titulares gracias a su actuación en el Australian Open. La flamante finalista del torneo oceánico vive uno de sus mejores momentos como deportista de elite pero esta situación no fue siempre así. A lo largo de su vida ha tenido que batallar con problemas de salud que terminaron influyendo en su rendimiento como tenista, impidiendo la regularidad que tanto se busca dentro del circuito.
En 2019, Collins le contó al mundo a través de sus redes sociales sobre la artritis reumatoide que padece desde adolescente. Se trata de una enfermedad inflamatoria que afectaba sus manos, cuello y pies, al punto de impedirle competir como debería hacerlo una atleta de su categoría, con la preparación que eso conlleva. A partir de su detección, la oriunda de Florida comenzó un tratamiento que le ha permitido seguir con su carrera a pesar de los dolores. Un año antes, Caroline Wozniacki también anunciaba públicamente que sufría esa afección.
Cuando todo parecía estabilizarse en la vida de Collins, el malestar volvió a presentarse en su cotidianeidad pero esta vez con otra enfermedad: endometriosis. El trastorno es una condición ginecológica dolorosa en la que el tejido que recubre el útero, crece fuera de él. Para terminar con ese padecimiento, se sometió a una cirugía en abril de 2021.
Luego de la rehabilitación correspondiente, Danielle volvió al circuito fortalecida. Prueba de ello son los títulos que cosechó en Palermo y San José. Meses más tarde, somos testigos de su crecimiento y fortaleza, ya que pese a todo lo ocurrido, ha podido levantarse y alcanzar su primera final de Grand Slam en el Abierto de Australia.