El ruso Daniil Medvedev, número tres del mundo, no la pasó nada bien en los cuartos de final de Wimbledon ante el estadounidense Christopher Eubanks (43º) pero consiguió el premio buscado: el pasaje a semifinales. Después de una gran pulseada de cinco sets, que se extendió durante casi tres horas, el moscovita se impuso por 6-4, 1-6, 4-6, 7-6 (4) y 6-1.
De esta manera, el nacido en Moscú se metió por primera vez entre los cuatro mejores del tercer Major de la temporada (su mejor marca eran los octavos de final del 2021) y ahora solo le queda alcanzar dicha instancia en Roland Garros (fue campeón del US Open y finalista del Abierto de Australia).
El partido tuvo de todo y ambos dispusieron de chances para avanzar de ronda. El primer set contó con un ruso muy prolijo que cometió un solo error no forzado y aprovechó un juego fatídico de dos dobles faltas de Eubanks, reciente campeón en Mallorca, donde ganó por primera vez partidos ATP sobre hierba, para sacar la primera ventaja del match y abrochar el parcial por 6-4.
No obstante, lejos de desanimarse, el norteamericano modificó la táctica y sacó de la zona de confort al ruso, que hasta ese momento transitaba el juego a gusto y parecía encaminarse sin problemas hacia sus primeras semifinales en Londres. Con golpes muy potentes desde la devolución y avances constantes a la red, Eubanks cambió la dinámica del encuentro y se quedó con las siguientes dos mangas para poner en peligro la clasificación del favorito y ex dueño del ranking ATP.
La paridad se mantuvo a lo largo del cuarto parcial y eso hizo realidad la llegada del tiebreak. Allí el ruso, cinco veces campeón en 2023 y hombre con más triunfos en la temporada (45), fue más fuerte y frenó el sueño de Eubanks, quien tuvo la victoria a un puñado de puntos.
Luego, con el respaldo del marcador, apareció lo mejor de Medvedev para ponerle punto final al cotejo de cuartos de final y avanzar a semifinales, donde se las verá con el español Carlos Alcaraz (1º), verdugo del danés Holger Rune (6º).
Más allá de la eliminación, La Catedral del tenis despidió con aplausos al nacido en Atlanta, que llegó al césped sagrado del All England Club con un escaso registro de partidos disputados en cuadros principales de torneos de Grand Slam (balance de 2-8) y se convirtió en la gran revelación del certamen con triunfos fastuosos e inolvidables ante jugadores de primer nivel como Cameron Norrie (13º) y Stefanos Tsitsipas (5º).