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Brandon vs. Guevara: historia de una grosera ventaja de peso y su injusta retribución

Este reportaje es parte de la serie de ESPN Digital, “Los kilos mortales del Boxeo y las MMA”, que investiga las exigencias físicas a las que se someten los peleadores para cumplir con el peso divisional antes de cada pelea y sus consecuencias.


La injusticia es amiga recurrente del boxeo profesional. Son demasiados los ejemplos, especialmente los que pasan desapercibidos para el gran público. Donde las víctimas son, en general, pugilistas anónimos o poco conocidos. Obreros del ring, sin grandes promotoras detrás, sin tiempos completos para dedicarle al entrenamiento, sin respaldo médico, sin asesoramiento legal, pero con los mismos sueños, las mismas esperanzas de llegar a las grandes bolsas, ser titulares en las transmisiones de televisión y escribir su nombre en la mejor historia de este deporte.

Sus sueños son legítimos, pero, infelizmente, son esas ilusiones que los vuelven vulnerables y definitivamente los transforman en víctimas de empresarios deshonestos o simples truhanes oportunistas de ese submundo promocional en la misma periferia del negocio boxístico, una selva diabólica donde cada púgil camina por la cornisa hasta caer, como en este caso, en el abismo de los kilos mortales. Como verdadera carne de cañón.

Esta es una de esas historias, la del peso pluma jr. nicaragüense Carlos Guevara, que el 19 de diciembre de 2008 viajó a Estados Unidos a realizar una pelea en Denver, Colorado. Según su testimonio, lo hizo luego de haber firmado un contrato por la mitad del verdadero monto de la bolsa, para medirse a un rival que no conocía, en un peso pactado de dos divisiones arriba de la suya (130 libras), sin entrenador, sin sparrings y ni siquiera un gimnasio donde prepararse para la pelea.

El rival era Brandon Ríos, que en ese momento construía su récord en la primera etapa de su carrera rumbo al primer título mundial, el ligero de la AMB, que conquistaría a comienzos del 2011. Al día 19 de ese mes, llegó con récord inmaculado (18-0-1 y 12 KOs) para enfrentar al nicaragüense Carlos Guevara (12-7-1 con 9 KOs), en Denver, Colorado. Ríos ya era un ligero (135 libras) y Guevara subía de las 122 y 126 libras.

Un combate desigual y peligroso

Según las estadísticas, Brandon en la balanza pesó el día anterior 136 libras y su rival 131.5. Según Guevara, el verdadero peso de Ríos fue de 139 libras, mientras que al día siguiente, a la hora de la pelea, pudo haber estado muy cerca de las 160 libras. El nicaragüense para constatarlo, pide que vean el video de la época que es posible encontrarlo en algunas plataformas digitales e incluso el mismo lo posteó en su cuenta de Facebook.

A la libre apreciación, la pelea es claramente desigual. Las diferencias de tamaño son reales y el poder de los golpes del texano sobre su rival claramente hacían daño cada vez que le llegaban a la humanidad del mismo. Especialmente los ganchos a la zona media. Hasta el tercer asalto, Guevara logró soportar el castigo e incluso responderle con mucho corazón, por más que sus golpes no conmovían a Ríos. Para el cuarto round, uno de esos golpes a la zona media lo puso en la lona al nicaragüense y si bien el referí lo marcó como golpe bajo, el propio Guevara reconoció que no lo fue. Era el KO.

El resto del cuarto episodio fue de puro castigo sobre la humanidad de Guevara, hasta que en el quinto round, en plena golpiza, lo volvió a mandar a la lona en medio de una secuencia de golpes brutales de la que el nicaragüense se levantó tras la cuenta reglamentaria. Hasta que otra tanda de golpes violentos en el centro del ring lo puso de nuevo en el piso. Fue KO y final de la pelea. La esquina de Guevara, ocupada por el mismo matchmaker que le había conseguido el combate, paró la pelea en medio del conteo, por más que "La Pantera" Guevara no iba a levantarse.

¿Por qué Guevara arriesgó de esa manera? ¿Como se dio esa pelea? ¿Por qué no cobró el dinero estipulado y que fue en definitiva lo que le animó a arriesgar ante un rival que lo superaba por tantas libras?

ESPN Digital se lo preguntó al propio perjudicado

¿Cómo surgió esa posibilidad de enfrentar a Brandon Ríos en esa pelea del 2008?

Me contactó un matchmaker de la Florida. Me ofreció una pelea en Denver, donde podría ganar 18 mil dólares. Me mandaron el boleto, me fui solo hasta Miami y estuve en la residencia de este señor que me contrató la pelea hasta que nos trasladamos a Colorado, ya sobre el día del pesaje.

¿Qué decía el contrato?

El contrato que me envió para firmar (por fax) era por 9 mil dólares para una pelea en 130 libras, pero después supe que en realidad esa pelea estaba acordada por el doble, por 18 mil dólares…


SERIE KILOS MORTALES: E1 | E2 | E3 | E4 | E5 | E6


¿Cómo lo supiste? Me refiero a saber que la bolsa era por una cantidad mayor.

En ese lapso me contacté con una amiga puertorriqueña que vive en Miami, también matchmaker, y ella me reveló que esa pelea iba por 18.500 dólares. La realidad fue que el matchmaker que me consiguió esa pelea contra Ríos, me hizo un contrato a mí por 9 mil dólares y firmó otro en mi nombre con la organización del evento por 18.500. Era un robo lo que me estaban haciendo, ya que mi rival (Brandon Ríos) era muy bueno y estaba invicto. Ella me dijo, “estás loco, te van a matar, ¿cómo aceptaste esa pelea?, tú eres un 122 y él pelea encima de 135 libras.” Pero, ya estaba “montado en el caballo y tenía que jinetearlo”. Además, me estaban ofreciendo tres mil dólares como compensación por las libras demás de Ríos…

¿Ese dinero (3 mil dólares) te lo ofrecieron después del pesaje o antes?

Llegó el manejador de Brandon al mismo hotel donde estábamos ubicados y me dijo que Ríos no podía bajar más y que me iban a pagar 3000 dólares más para que se pudiera hacer la pelea…

¿Se vio esa diferencia de peso a la hora de la balanza?

Durante el pesaje yo no noté tanta diferencia. Yo siempre ando en un peso normal, me alimenté arriba de lo habitual para alcanzar el peso pactado y lo máximo que logré llegar fueron 131 libras y media. Brandon era un poquito más alto, pero no lo vi tan grande en ese momento. Estaba totalmente exprimido, se veía más encogido. Hasta que yo me veía incluso más grueso. Vaya uno a saber cuántos días hacía que Brandon no comía para dar el peso y finalmente no pudo darlo. Y allí anunciaban que eran 137 libras, pero él lo menos lo que pudo bajar fue a 139 libras. No más

¿O sea que, Brandon Ríos estaba en 139 libras y tú en 131 a 24 horas de la pelea?

Exacto

¿Y qué dijo la Comisión Atlética de Colorado?

La comisión dijo que lo iban hacer bajar, él lo estaba intentando, pero ya no podía dar más, así que le iban a dar un tiempo adicional. La cosa es que nos fuimos al hotel, pero ni bien llegué me llamaron para que lo fuera a ver y constatara por mi mismo que estaba realmente tratando de bajar de peso y no daba más.

¿Por qué aceptaste?

El promotor del evento me ofreció más dinero alegando que era una de las peleas co-estelares, de las importantes, y no querían que se tumbara. En ese momento yo no tenía el contrato, porque de otra manera yo les podía decir que cumplí con mi parte, vine a pelear aquí, estoy subiendo dos categorías, y ante un peso como ese, puedo recibir un mal golpe con esa diferencia de libras. Porque no es lo mismo un 122 o 126, ya usted lo ha mirado en las grandes peleas.

Tenemos el caso de Rigondeaux que subió a pelear contra Lomachenko y vimos la diferencia, demasiada superioridad. Pero, al final yo me dije, estoy en EEUU, me están ofreciendo 3000 dólares más, eso es más dinero para mí y para mi familia. Acepté y bien, va la pelea dije. Pero, mi susto fue a la hora de la pelea, cuando yo miro a mi rival y es otro 'Bam Bam' Ríos, ya no era el Brandon exprimido del pesaje. Lo miré y pensé, “este animalito anda como en 160 libras”. En mi página de Facebook, esta posteado el video y allí se ve la diferencia entre uno y otro.

¿Y cómo manejaste la pelea contra un rival que te aventajaba en 20, 25 o más libras libras? Un verdadero peso mediano.

Yo nunca había peleado así, donde la coestelar era la primera porción a ser televisada, entonces me agarraron movido. Yo estaba almorzando cuando me dicen que ya va a ser la pelea, tuvimos que movilizarnos. Yo no tuve tiempo de digerir mi almuerzo y no es una excusa, pero eso me dejó aún más vulnerable, o sea, a las ventajas que él ya tenía por la diferencia de peso, se agregaba esa otra. Y sí, cuando me colocó bien el gancho al hígado en el cuarto asalto , yo sentí que me revolvió todo, por eso di la vuelta para recuperarme. Pensé incluso en ese momento de que el árbitro iba a detener el combate porque eso era un KO prácticamente, pero el árbitro estaba en una posición en que no pudo ver el golpe, entonces él pensó que era un golpe bajo. Pero en ese momento yo no podía hablar porque yo estaba tratándome de recuperar, de oxigenar mi organismo.

Cuando él dice que me recupere, voy a seguir la pelea a mi modo y tratar de terminar. Cuando yo llego a la esquina le digo al promotor, que oficiaba de hombre en la esquina, “solo un round más, porque yo ni cosquilla le estoy haciendo a ese muchacho, anda demasiado arriba en el peso y ya le estoy sintiendo el golpeo.” Porque ya después de cuatro rounds baja el blindaje físico de uno, ya no tenía el mismo aguante de como inicié. Entonces le dije un round más. La pelea terminó en el quinto, me puso dos veces en la lona con sus golpes.

¿Te vio algún médico durante y después de la pelea? ¿No hubo secuelas por los golpes?

Si ellos fueron, me chequearon, todo estaba excelente y solo fue consecuencia de la agitación del combate, no hubo nada grave ni sufrí ninguna lesión. Felizmente. Pero fue una experiencia terrible, para contarla, para que muchos boxeadores tomen cuidado y no solo porque le ofrezcan una buena bolsa vayan a arriesgar su vida en el ring, porque solo boxeadores son los que sufren y padecen las consecuencias.

Pero el drama no había terminado, siguió después de la pelea, ¿verdad?

Exactamente, después que terminó la pelea a mí me dejaron botado en Denver, Colorado. Solito y sin identificación, todos documentos estaban en la camioneta que no tenía documentos y la detuvieron. Tuve que esperar dos días más para recuperarlos. Por suerte unos amigos de los mismos organizadores del evento, consiguieron hacer el cambio de mi boleto, me trasladaron al aeropuerto y logré regresar a mi país.

¿Qué ocurrió con el dinero de tu bolsa?

El promotor le dio el cheque de los 3 mil dólares, por las libras demás al matchmaker, pese a que yo había exigido al promotor que me diera la plata directamente a mí. El matchmaker intercedió y me espetó que “yo no pensara que estaba en Puerto Rico, que me quedara tranquilo que me iban a dar mi dinero, que él se iba a encargar de cobrarlo. Sin embargo, al final de un total de 21.500 dólares que me correspondían, incluyendo los 3 mil dólares por el exceso de libras, yo solo pude ver en mis manos un total de seis mil dólares.

¿Realizaste alguna gestión, consultaste algún abogado u organismo de boxeo para reclamar sobre tu derecho?

No reclamé absolutamente nada, porque lo que yo quería era regresar a mi país. No olvides que en ese momento a la única persona que yo conocía era a este señor, el matchmaker de la Florida, que fue quien me hizo el contrato y era en el único que tenía que confiar.

Y eso que ni me dio en ese momento los seis mil completos, en realidad fueron cinco mil. Llegamos a esa cantidad después, cuando me hizo llegar a Nicaragua otros mil dólares y me dijo que tenía otra pelea preparada en Boston contra un irlandés, pero yo no la tome.

En ese momento me dije que, ‘si me robaron una vez, ¿Cómo voy a ir de vuelta a que me repita el robo? Este hombre hizo dinero conmigo, me pudo haber pasado algo grave allá, fuera de mi país, lejos de mi familia, completamente solo. Fue un riesgo que lo tomé, pero sabia las consecuencias que íbamos a vivir.

Tu trabajas hoy con muchachos que dan sus primeros pasos en el boxeo, ¿los alertas a ellos sobre estos riesgos en la profesión?

Felizmente yo estuve aquí con los mejores entrenadores, nicaragüenses, brasileños y cubanos, y mucho de lo que aprendí hoy lo puedo transmitir. Hoy tengo una academia en el municipio de Bonanza, triangulo minero de Nicaragua, en la costa norte y estamos trabajando directamente con el gobierno municipal. Tengo una promisoria selección conformada de mi propia escuela, son once atletas, tenemos campeones nacionales, infantiles, juveniles, tanto en masculino como en femenino.

Ese es mi trabajo ahora, como instructor. A partir de mis malas experiencias, a los muchachos siempre les aconsejo sobre los riesgos de firmar con promotores que no conocen y valorar a quienes los apoyan desde los primeros pasos como forma de evitar cometer errores y ser víctimas de estafas o injusticias en un deporte como el nuestro, tan sacrificado.