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Demasiado poco, demasiado tarde, la NFL con Colin Kaepernick

Reconocer una equivocación del pasado siempre será una medida recomendable, pero no siempre será suficiente para subsanar el daño provocado.

Así es como se siente la reciente admisión de Joe Lockhart, un ex ejecutivo de la NFL que también sirvió como secretario de prensa para la Casa Blanca de 1998 al 2000, en una columna escrita para CNN.

En ella, Lockhart admite abiertamente que los equipos de la NFL se equivocaron al no brindar a Colin Kaepernick un contrato después de que se convirtiera en agente libre al rescindir su acuerdo con los San Francisco 49ers al término de la campaña del 2016. En la pieza, Lockhart señala que los equipos no deseaban firmar a Kaepernick porque, al ser visto como un jugador "controversial", era considerado como perjudicial para los negocios de los clubes.

La columna de Lockhart llega en un momento en que ha vuelto a circular notoriamente el nombre de Kaepernick, a la luz de las movilizaciones sociales y las protestas --algunas pacíficas y otras violentas-- que se han gestado a lo largo y ancho de los Estados Unidos, después de la muerte de un ciudadano afroamericano a manos de la policía de Minneapolis el pasado lunes. También, llega después de tres temporadas completas desde que Kaepernick jugara por última ocasión en un encuentro de NFL.

Kaepernick se puso a sí mismo en el ojo del huracán cuando, en un partido de pretemporada de la campaña del 2016 ante los Green Bay Packers, se mantuvo sentado durante la ceremonia del himno nacional, como protesta contra la brutalidad policiaca y la injusticia social de aquel país. Poco tiempo después, y a sugerencia del Boina Verde y ex jugador de la NFL, Nate Boyer, se hincó sobre una rodilla durante la ceremonia del himno. Esto encendió un movimiento alrededor de la NFL, que se extendió hacia todos los equipos.

Kaepernick se convirtió en blanco de ataques de tinte político gracias a su protesta pacífica, y nunca más recibió una oportunidad de jugar en la NFL. Demandó a la liga por colusión para mantenerlo marginado, y la NFL cedió alcanzado un acuerdo financiero extrajudicial en febrero del 2019, pero nunca recibió la oportunidad de volver a jugar. Una supuesta prueba para los equipos, realizada en noviembre del año pasado, tenía tintes de truco publicitario más que de una audición genuina y, como era de esperarse, no recibió ninguna oferta después de eso.

En el inter, Kaepernick ha sido reconocido con numerosos galardones como el Muhammad Ali Legacy Award, el GQ Magazine Citizen of the Year Award, el Amnesty International Ambassador of Conscience Award, la Harvard University W. E. B. Du Bois Medal, y apareció en la portada de la revista Time. A inicios de este año, su fundación Know Your Rights Camp ayudó a sectores desprotegidos de la población ante la pandemia de COVID-19.

Ahora, en medio de las protestas que han unido a atletas de diversas disciplinas denunciando injusticia social y racismo sistémico --voces que incluyen la de Tom Brady, Carson Wentz, JC Tretter, Torrey Smith, entre otros, hablando de la NFL-- sale a la luz la columna de Lockhart en la que argumenta, básicamente, que el dinero fue más importante que escuchar lo que Kaepernick decía. Con su admisión, Lockhart también acepta de alguna manera que la NFL perdió la oportunidad de sumarse oportunamente a una súplica social que ganó momento en el 2016, como una liga donde el 70 por ciento de los jugadores son afroamericanos.

Cabe aclarar que nadie acusa a la NFL de no hacer nada. La liga comprometió 100 millones de dólares a iniciativas de activismo social, creando la Players' Coalition, y reconociendo el trabajo de otros jugadores que, en su momento, también han levantado la voz contra la injusticia en sus diversas formas. Pero como acepta Lockhart, la liga no hizo lo suficiente con Kaepernick.

El comisionado Roger Goodell emitió el día de ayer un comunicado a nombre de la NFL donde, apela a una "necesidad urgente de acción".

No diré que suena falto de sinceridad el comunicado, pero claramente llega varios años demorado. Goodell parece, sin querer, admitir una propia falta de acción, cuando tuvo la oportunidad de hacerlo siguiendo a un jugador de la liga, un quarterback destacado que había guiado a su equipo a un Super Bowl. Goodell pudo haber colocado a la NFL a la vanguardia en temas de activismo social, pero optó por hacerlo ahora, cuando ya se siente como uno más.

La admisión de Lockhart en su columna tiene valor. Impulsado por los eventos que siguieron a la trágica muerte de George Floyd, salió a decir abiertamente que él, en su papel de director de comunicaciones y gobierno de la NFL en ese momento, no hizo lo suficiente, y se equivocó. Lockhart también propone que los Minnesota Vikings den el paso al frente y firmen a Kaepernick, le brinden la oportunidad de ir al campamento de entrenamiento y compita por un puesto como cualquier otro jugador, pero como señaló el propio Boyer en su cuenta de Twitter --donde mantiene en su perfil una foto junto a Kaepernick-- el pasado 30 de mayo, no tendría mucho sentido verlo firmado solamente por culpa, o por querer monetizar, ahora, la situación.

Es bueno leer lo que Lockhart tiene que decir, pero también se siente como muy poco, muy tarde. Me encantaría ver a Kaepernick recibir otra oportunidad, una genuina, en la NFL, donde creo que --si todavía se mantiene en buena forma-- puede estar entre los mejores 32 quarterbacks en la liga. Pero también debe hacerse del modo correcto, y la NFL ha dejado pasar ya muchas oportunidades para hacerlo del modo correcto.