Meses atrás, Danielle Collins (N°53 del ranking WTA) anunciaba que el 2024 sería su año del retiro como tenista profesional. Tiempo después, transitando por última vez el Miami Open, se da el lujo de estrenarse de forma absoluta en una final WTA 1000, gracias a la victoria que sumó ante la rusa Ekaterina Alexandrova (16ª).
Collins, N°7 del mundo en 2022 y dueña de dos títulos en el WTA Tour, comenzó la temporada sabiendo que al cierre de la temporada colgaría la raqueta para iniciar nuevos rumbos en su vida. Tan solo dos meses luego de comunicarlo, llegó una de las retribuciones del deporte: su primera definición a nivel 1000.
La actuación sobre la verduga de la polaca Iga Swiatek (1ª) y la aniftriona Jessica Pegula (5ª), festejando 6-3 y 6-2 en una hora y 15 minutos en cancha, le permitirá presentarse en el encuentro decisivo en busca de la consagración más importante de su carrera. Dos años atrás había llegado a la final del Australian Open, perdiendo con Ashleigh Barty.
En consecuencia, la nacida en San Petersburgo, Florida, se convirtó en la primera local que accede a la conclusión del certamen desde 2018, edición en que Sloane Stephens levantó el trofeo al superar a la letona Jelena Ostapenko.
A sus 30 años y tres meses, la sorprendente diestra, que se lució en la Universidad de Virginia, se transformó en la segunda dueña de casa en más de 30 años que clasifica de forma inaugural a la definición de la competencia desde 1985, oportunidad en que lo había logrado Chris Evert, mientras que también es la segunda finalista con menor ranking en llegar a la última instancia después de la japonesa Naomi Osaka (77ª), en 2022.
En la final se cruzará con la kazaja Elena Rybakina (4ª), campeona de Wimbledon 2022, quien lidera el head-to-head 3 a 1, con el valor extra de haberse llevado esos tres partidos de forma consecutiva en el historial.
Collins subirá al puesto 28 como finalista y, de quedarse con el título, escalará al 22.
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