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Confesiones de "novatos" desde Boulogne-Billancourt

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Trungelliti bajó a Barrios Vera de la Qualy de Roland Garros (0:44)

Cambia la escenografía pero erl resultado es el mismo: el argentino imponiéndose en sets corridos (6-3 y 6-4). (0:44)

Afirmar que Roland Garros convive con la coquetería suena trillado. Pero es que su combinación entre lo más tradicional con las constantes reformas hace del complejo de Boulogne-Billancourt un lugar único en París.

El estadio Philippe Chatrier impone encanto con su techo retráctil inaugurado en 2020, la Suzanne Lenglen también luce su mística (y será cubierto desde 2023, a un año de los Juegos Olímpicos para que, ahora sí, todos los torneos del Grand Slam tengan al menos dos campos de juego aptos en caso de lluvias) mientras que la Simonne Mathieu, inaugurado en 2019 y luego de repetidos rechazos de los vecinos, está integrada a un invernadero que refleja la flora mundial, continente por continente.

“Este es el torneo que más me gusta. Dicen que el restaurant del sexto piso quedó genial. Esta sala ya estaba lista para ser estrenada, pero por la pandemia no la había visto. Es muy lindo estar acá, lo soñé toda mi vida”, repiten los protagonistas que se sienten en los bosques de Boulogne como en Disney y orgullosos de pertenecer. Aunque hay que estar preparado para convivir con este entorno.

Lo extraordinario del torneo desde lo macro se refleja dentro de la cancha con sensaciones únicas. Pasaron las dos primeras rondas en los cuadros principales con resultados lógicos, también con bautismos (primer Grande para Camilo Ugo Carabelli, Santiago Rodríguez Taverna y Pedro Cachín), alguna sorpresa (Ugo a Aslan Karatsev, en el primer partido de la historia de Roland Garros con súper tiebreak y que derivó en un desmayo del argentino en el hotel), pero que estuvo cerca de haber sido alguna más (Sebastián Báez ante Alexander Zverev en segunda ronda o el propio Rodríguez Taverna frente a Taylor Fritz en primera).

Amén de lo que suceda en los cuadros de dobles, juniors y tenis adaptado, en tercera ronda quedan en carrera Diego Schwartzman y Cristián Garin, como los representantes latinoamericanos.

“Tuve mis chances, pero en los momentos importantes, él jugó mejor que yo. Tengo mucho que aprender de este partido. Así es el deporte y el camino es muy largo. Es duro, pero a veces esto sirve para aprender”, confesaba Báez tras tener contra las cuerdas al N°3 del mundo.

“No recuerdo qué pasó, sí que Leo (N de R: Olguín, su entrenador) me encontró en la habitación boca abajo y con la cara sangrando”, explicaba Ugo Carabelli, a minutos de haber recorrido por el mundo las secuelas de su desmayo.

Un episodio menos traumático vivió en el prólogo de su último partido de clasificación. “No dormí nada, no podía comer. Leo me decía: ´tenés que comer algo´. Y no podía ni con un plato de arroz”. Alguna vez había tenido un episodio por deshidratación; esta vez fue stress aunque los estudios definitivos los hará en Buenos Aires.

(Rafael) Nadal hay uno solo, (Carlos) Alcaraz hay uno solo, (Novak) Djokovic hay uno solo. Los mortales disfrutamos esto a nuestra manera. Ni me acuerdo qué hice en el festejo, pero nunca jugué al mejor de cinco sets y me habían dicho que no gesticule, que no festeje todo el tiempo porque el partido puede ser eterno. La realidad es que nadie te prepara para esto. El tenis es muy jodido en este sentido, es muy difícil gestionar las emociones”. Las palabras son de Pedro Cachin, de 27 años y en su mejor momento tenístico con dos títulos Challengers y otra final en los últimos dos meses, pero que también hizo su bautismo en torneos de Grand Slam ingresando como lucky loser.

Ya en segunda, le tocó jugar contra el local Hugo Gaston, 6 años menos, pero con mayor experiencia en este tipo de canchas. "Seguramente el hecho de jugar en la Lenglen afectó en mi juego. Jugar en canchas grandes hace que haya otra perspectiva, el viento cruzado afecta, hubo tanta gente a su favor... La verdad es que lo disfruté, pero a la vez genera ansiedad. Te queda menos tiempo para ir a la toalla. Son cositas que suman..."

Lo dicen los novatos pero también los más experimentados. Además de las sensaciones más lindas, ahora se exteriorizan los miedos en el deporte. También en Roland Garros dejaron de ser tabú.