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Sabatini y Nalbandian, únicos finalistas sudamericanos en Wimbledon

En una superficie que siempre ha resultado esquiva para los tenistas sudamericanos, Gabriela Sabatini y David Nalbandian dejaron sus huellas imborrables como los únicos de la región en acceder a la final de Wimbledon en la Era Abierta. En la previa del Grand Slam sobre césped, recordamos los caminos que llevaron a los argentinos a la última instancia en la Catedral del Tenis.

En 1991, Gabriela Sabatini, para entonces experimentada en grandes escenarios gracias a su consagración en el US Open durante la temporada anterior, arribaba al All England como la segunda candidata del cuadro detrás de Steffi Graf.

La máxima candidata, Monica Seles, que había reinado en el Australian Open y Roland Garros ese mismo ciclo, se bajó del torneo en la previa por lo que la segunda raqueta del mundo tomó la cabecera del evento.

Por la parte baja del cuadro, Gaby superó a Monique Javer, Karine Quentrec, Andrea Strnadova y Nathalie Tauziat. En sets corridos, como hasta entonces, se encaminó en la recta final con triunfos sobre Laura Gildemeister y Jennifer Capriati. En la definición, encontrándose con su compañera y rival, Steffi Graf, estuvo a dos puntos de quedarse con el segundo título Major en su carrera como singlista pero la alemana cortó la racha de cinco partidos consecutivos cayendo ante la argentina y se quedó con la victoria por 6-4, 3-6 y 8-6.

"Lo mejor de Gaby es que te trata de la misma forma aunque ganes o pierdas frente a ella", decía Graf en los años dorados de una de las rivalidades más destacadas del tenis femenino. Se cruzaron en lados diferentes de la cancha en cuarenta oportunidades pero también supieron complementarse como equipo, uniendo fortalezas para adueñarse de cinco preseas, incluyendo Wimbledon en 1988, además de las tres finales que sumaron en el polvo de ladrillo parisino en 1986, 1987 y 1989.

En 2002, David Nalbandian aterrizaba en Londres con una semana de preparación en césped sobre sus hombros. La adaptación había sido en Hurlingham luego de la gira sobre polvo de ladrillo que le había dejado como gran premio la inauguración de su palmarés en el ATP de Estoril. Sin embargo, los días previos al estreno en la Catedral no habían sido los más fructíferos.

"Cuando llegué, no me sentía bien. Restaba muy mal pero a medida que fueron pasando los partidos, comencé a sentirme más cómodo", explicaba en perspectiva el cordobés. Evidentemente, los primeros pasos en parciales seguidos sobre David Sánchez, Paul-Henri Mathieu y George Bastl fueron el motor necesario para darse impulso en su primer torneo grande sobre la superficie.

Más adaptado a las circunstancias, supo dar batalla ante Wayne Arthurs, Nicolás Lapentti y Xavier Malisse para meterse en la primera y única definición en torneos de Grand Slam. Citándose con el N°1 del mundo, Lleyton Hewitt, selló su paso por el All England con una derrota que sería anecdótica en comparación con el logro que consiguió al transformarse en el único tenista hombre de la región latinoamericana en alcanzar la final en Wimbledon, uniéndose a Gabriela Sabatini como la dupla que más brilló en la mítica pista central del All England.