Las razones por las cuáles Checo Pérez tuvo una carrera tan complicada en el Gran Premio de Qatar de la F1
Una pesadilla infernal. Eso fue para Sergio Pérez el Gran Premio de Qatar de Fórmula 1. Uno de esos malos sueños donde te precipitas eternamente a un pozo negro camino al inframundo y cuando crees que ya te vas a detener, vuelves a caer, una y otra y otra vez, y lo peor, no puedes despertar.
Checo Pérez se va triste con un punto o mejor dicho con un triste punto, luego de una Sprint y una carrera, sólo con la suerte de que Lewis Hamilton, quien lo sigue en el Campeonato de Pilotos, tuvo también un fin de semana de rodillas. Ahora la diferencia entre el mexicano y el inglés es de 30 puntos, cuando era de 33 antes de Qatar y quedan cinco Grandes Premios por disputarse en la temporada de F1.
Lo peor de todo es que no encuentra, de nuevo, la forma, el ritmo, el auto se alejado de su estilo de manejo, su confianza está afectada y, mientras su compañero de equipo, Max Verstappen rompe récords, él batalla, a lo lejos, para tratar de meterse en los puntos. Es momento de preocuparse para Checo Pérez, si no es que se encuentra en ese estado desde hace tiempo, porque perder el subcampeonato de pilotos podría ser fatal para su carrera dentro de Red Bull, a pesar de que tenga contrato para la temporada 2024.
Checo Pérez solamente ha sumado cinco puntos desde que el calendario de F1 dejó Europa. Tres carreras en Asia que han sido un suplicio.
El sábado, la Sprint fue terrible
El sábado, con una estrategia de neumáticos medios Checo Pérez se vio atacado en la arrancada y de octavo cayó a undécimo. Era cuestión de tiempo para que las cubiertas medias tuvieran mejor desempeño que las suaves que usaron otros, pero cuando estaba por meterse a los puntos y enfilarse al Top 5, la mala cabeza de Esteban Ocon y el optimismo en el rebase destruyeron las carreras del tapatío y de Nico Hulkenberg.
Gracias a Ocon y su manejo desbocado, Red Bull tuvo que trabajar más de lo permitido en el coche de Checo Pérez así que arrancó el domingo desde el pitlane, eso sí, con varias piezas nuevas, entre ellas el motor.
La carrera fue horrible
Con la vergonzosa situación de la FIA, Pirelli y la F1 de tener que poner un límite obligatorio de 18 vueltas por juego de neumáticos por cuestiones de seguridad en una pista no apta para recibir un GP de F1, la estrategia de carrera se volvió lineal, todos los autos debían hacer, al menos tres paradas, pero además en secuencias similares.
Desde la cola de los 19 monoplazas, porque Carlos Sainz no pudo largar por una fuga de combustible en su Ferrari, la estrategia fue iniciar con neumáticos duros, cuando la mayoría lo hizo con medios. El safety car, casi inmediato, por el accidente entre Hamilton y George Russell, los neumáticos de Pérez perdieron temperatura y en la rearrancada el joven inglés de Mercedes lo pasó con cierta facilidad.
Tortuoso fue realmente ver a Checo Pérez 10 vueltas detrás del piloto Zhou Guanyu de Alfa Romeo, incapaz de adelantarlo, mientras Russell escalaba posiciones con cierta facilidad. Finalmente lo logró en el giro 15.
¡Límites!
En el segundo stint o juegos de llantas que empezó en la 17, el mexicano parecía recobrar la lucidez. Pasó a Alex Albon y Yuki Tsunoda y marcaba tiempos registrados como vueltas rápidas, pero inmediatamente llegaría el “quitarrisas”. Hugh Bird por el radio advertía a Checo Pérez que ya tenía tres “strikes” por rebasar los límites de pista, es decir que sus cuatro neumáticos salieran de las rayas blancas que delimitan el trazado.
En la vuelta 25, cayó la primera sanción para Pérez por límites de pista y la pagó con cinco segundos en su segunda detención en fosos que fue en la vuelta 32. Ahí, sus posibilidades de meterse al Top 6, que eran reales, se vinieron abajo.
Según dijo Checo Pérez al final de la carrera al ser entrevistado por Sky Sports, el cambio de chasis al que tuvo que ser sometido su coche, hizo que muchas cosas se armaran con premura y, en su opinión, el asiento estaba más abajo de lo normal. Su visibilidad era muy mala y no podía calcular las líneas blancas, dijo.
También, como consecuencia de los problemas con los neumáticos, en la pista qatarí de Lusail, se tuvieron que quitar los lavaderos o pianos, para evitar ponchaduras, pero al ser ahora sólo líneas pintadas en el piso, había menos referencia para todos los pilotos.
Pero como el propio Checo admitió, la dificultad era para todos, pero para él era “imposible de ver” la línea blanca y así volvió cruzarla y le aplicaron otros 5 segundos en la vuelta 38, que pagó al detenerse por un juego nuevo de medios en el giro 44.
Afortunadamente no había perros en la pista, porque de otra manera alguno habría descargado la vejiga en el auto de Checo Pérez, como vulgarmente se dice, “sólo le falta que lo orinara un perro”.
Checo Pérez penaba en el lugar 12 detrás de Pierre Gasly y Lance Stroll, y muy cerca de él Alex Albon. Este cuarteto se convirtió en el club de los “límites de pista”, ya que todos se llevaron, al menos dos sanciones por esto.
Aunque tan sólo peleaban por sumar uno o dos puntos, hubo un momento donde el aliento se tuvo que contener cuando Checo por dentro intentó pasar a Gasly y Stroll en un solo movimiento y parecía que sucedería lo mismo que pasó el sábado con Ocon y Hulkenberg, pero milagrosamente no se tocaron.
La fortuna para Checo fue que Gasly, Stroll y Albon acumularon dobles sanciones en la parte final de la carrera, lo que parecía, solamente parecía, que lo promovería al noveno lugar con dos puntos, pero vino una ¡tercera sanción de límites de pista para Pérez! Justo en la última vuelta y ahí tuvo que dejar el noveno puesto a Zhou.
Se podría pretextar que la temperatura de más de 40 grados centígrados en Qatar, más otros 15 o 20 dentro el cockpit, que no hay rectas suficientes para refrescarse y además el aire se respira es tan frío como el aliento de un dragón.
Ciertamente Qatar debería ser cuestionado como sede de la F1, pero las condiciones que hicieron retirarse a Logan Sargeant, vomitar en plena carrera a Ocon, a Fernando Alonso suplicar para ver si podían echarle agua porque sentía que se quemaba dentro del coche o ver borroso en las curvas rápidas y casi desmayarse a Stroll fueron iguales para los 19 que tomaron la salida.
Checo Pérez está urgido, como dijo Christian Horner de retomar la forma de manejo y ser el mismo que inició la temporada, con o sin auto difícil de manejar, porque dice el CEO de Red Bull, “todos los autos rápidos son complicados” y de seguir así, ahora sí podríamos decir que el asiento de Checo Pérez podría peligrar para 2024.