Lewis Hamilton es leyenda…
Seguramente ya lo era antes de que arrancara el Gran Premio de México o incluso antes de que iniciara la temporada, pero el inglés de 32 años lo reafirmó al volverse a ceñir la corona de la Fórmula Uno, la cuarta en su colección y la que lo inscribe en la quinteta de los pilotos con más ganadores de la historia.
Este tetracampeonato lo mete en una muy exclusiva conversación donde Michael Schumacher (7), Juan Manuel Fangio (5), Alain Prost (4), Sebastian Vettel (4) tenían mesa para cuatro, pero han tenido que pedir una silla y una copa más al mesero.
El nativo de Stevenage ha tenido un año lleno de cifras para la posteridad, desde que empató y rebasó a Ayrton Senna, su ídolo y prácticamente ídolo de todos los pilotos del mundo, en pole positions (65) y más tarde se colocó como el número uno de la estadística de los dioses sabatinos de la velocidad, al también pasar a Schumacher (68).
Ahora empata en coronas a Vettel y los aficionados ya nos saboreamos los próximos años en la categoría, porque están colocados en los dos autos más competitivos y las batallas pintan para colorear con estridencia las pistas. Eso sin olvidar que ahí anda un joven de 20 años que querrá jubilarlos lo más pronto posible: Max Verstappen.
El hijo de Anthony Hamilton y Carmen Labalestier otorgó a la Gran Bretaña su título 17 de pilotos y ahora es el británico con más campeonatos por arriba de los escoceses Jackie Stewart (3) y Jim Clark (2), además de Graham Hill (2), James Hunt, Nigel Mansell, Jenson Button, Mike Hawthorn, John Surtees y Damon Hill, todos con un trofeo.
EL CAOS FUE LA ESCALERA DE MAX
No importaba cuánta mala suerte pudiera tener Lewis Hamilton en el GP de México, el título 2017 de la F1 ya tenía tatuado su nombre.
Fue por todo en la arrancada; falló, lo tocaron, pinchó y penó por la pista 71 vueltas, pero al final campeonato de la Fórmula ya era tan suyo que sin importar la terrible carrera, cayó en sus manos por cuarta vez.
Dos puntos nada más rescató del pandemónium inicial, donde él y Vettel cayeron en un remolino que los llevó a la cola y que entronizó a Verstappen como nuevo emperador de la pista azteca.
No sé si Verstappen es fanático de ‘Game of Thrones’, pero parece haber entendido perfectamente una de las máximas que ahí se han dicho y expandido por el mundo: “El caos es una escalera”.
Esta frase del maquiavélico personaje Peter Baelish se aplicó al pie de la letra en el arranque, y si me permiten, era algo perfectamente predecible después de la calificación.
Si tienes a Vettel en la pole, con Verstappen a un lado, Hamilton atrás y pilotos especialistas en largadas como Sergio Pérez en la quinta fila, lo raro habría sido que no hubiera movimientos e incidentes.
Y como si lo hubiera escrito y enviado con un cuervo el ‘Little Finger’, al prenderse las luces verdes el joven maravilla de Red Bull atacó al alemán de Ferrari, se tocaron y ahí en la confusión apareció la plateada punta del Mercedes de Hamilton, pero sólo para meterse en problemas recibir una ponchadura patrocinada por Vettel, quien perdió la nariz de su rojo monoplaza.
Ambos acabaron en la cola y tuvieron que subir a empujones y tirones la escalera del caos que eran el resto de los pilotos. Al alemán sólo le alcanzó para un cuarto sitio que fue insuficiente para mantener vivo el campeonato cuando faltan todavía dos GP’s. Hamilton con menos prisa, batalló pero al final se apuntó el noveno puesto más dulce de su vida.
FORCE INDIA LE FALLÓ A CHECO
Desde el sábado en la calificación, el equipo Force India tomó la decisiones incorrectas con el mexicano Sergio Pérez y se fue hasta la décima posición de largada, desde ahí era muy complicado aspirar a una sorpresa en su terruño.
La largada de Checo fue buena, pero a pesar de los percances de Hamilton, Vettel y el abandono de Ricciardo, que suponían tres autos del grupo de los seis de élite fuera del camino, ahora Force India optó por paradas tempraneras en pits que lejos de dar mejores oportunidades a Esteban Ocon y Pérez, los distanciaron de la pelea por el Top 5.
Ni hablar, en casa de herrero, azadón de palo. Checo al menos pudo superar su mejor actuación en el Hermanos Rodríguez con el séptimo puesto, pero no la mejor para un mexicano que fue de Pedro Rodríguez en 1968 con un cuarto puesto.