El inglés volvió a mostrar todo el poderío de McLaren para quedarse con el primer cajón de partida del GP de Italia, mientras que el tricampeón otra vez sufrió problemas en su Red Bull y quedó séptimo.
Hace tan solo dos meses, Max Verstappen lograba en el GP de España su séptimo éxito de 2024 en las diez carreras disputadas. El neerlandés se paseaba, rozagante, hacia un cuarto título por el que ni el más osado apostador se animaba a poner un centavo en contra de su concreción. Red Bull tapaba con triunfos el tembladeral interno que había comenzado con la denuncia de una empleada sobre Christian Horner por conducta impropia y las peleas entre el director del equipo austríaco y Helmut Marko, el asesor y hombre fuerte del equipo. Todo era placidez puertas, con podios y más podios. Pero pasaron cosas. Extrañamente el RB20 empezó a perder rendimiento al mismo tiempo que crecían sus rivales, como McLaren y Mercedes. Especialmente los autos de Woking, que comenzaron a sumar fuerte, contra la debacle de la casa de las bebidas energizantes y la lucha por la corona de Constructores se puso en duda como jamás había ocurrido en las dos últimas temporadas. Y después de la clasificación del GP de Italia, 16ª cita, ya nadie se anima a dar por sentado que Max se anotará la cuarta estrella.
McLaren y Lando Norris aparecieron con todo en la Q3 del templo de la velocidad y clavó su quinta pole position en la categoría al marcar 1m19s327 en su giro final, para mejorar el tiempo que ya lo tenía primero. Y eso que no le gustó inicialmente, porque hasta se disculpó con el equipo, cuando se enteró que tenía el primer cajón. Detrás suyo, a solo 109 milésimas, quedó su compañero Oscar Piastri. A priori, una tranquilidad, porque justamente uno de sus más grandes falencias son las largadas. Pero hay un antecedente que no lo ayuda: en Hungría se dio el mismo orden de partida y perdió con el australiano, en una carrera en la que McLaren no supo cómo gestionar la competencia en la pelea interna y los ruegos para que el inglés dejara ganar a su compañero dieron la vuelta al mundo.
Pero ahora es otro momento. McLaren está ante la gran chance de dar un golpe arriba de la mesa y poner a Norris como serio aspirante al título. El inglés llegó a Monza a 70 puntos de Verstappen (Piastrei está muy lejos, a 106). Para eso, los popes del team comandado por Zak Brown deberán dejar el naif discurso de que no tienen un piloto número uno y apostar fuerte a Lando y al 1-2 del equipo. Los de Woking están oliendo sangre, como nunca antes con el flojísimo andar de Red Bull.
Verstappen partirá apenas séptimo y con un RB20 que se mostró poco competitivo. Si bien Checo Pérez, su compañero, aseguró que el ritmo de carrera es lo mejor que tiene el coche austríaco, adelante tiene a los dos Mercedes y los dos Ferrari antes de poder llegar a las máquinas de color papaya. Red Bull, hoy, está lejos de pelear adelante, por más increíble que resulte. McLaren tiene que aprovecharlo. La Q2, en la que el tricampeón fue segundo, fue un oasis mínimo en un desierto enorme.
“Me gustaría saber qué pasa; tratamos de sacar lo mejor. En Q2 era competitivo, no se sentía tan mal, a pesar de algunos problemas. En Q3 no funcionó, trataba de doblar y el auto no doblaba. Es difícil entender qué está pasando. Es difícil pasar autos porque no tenemos ventaja de ritmo para hacerlo, no sabemos qué pasará con los neumáticos. Ahora, estamos en el grupo de atrás de los de adelante”, fue la confesión del neerlandés.
“Es muy importante tener los dos autos adelante. Estoy sorprendido y contento porque el equipo hizo un gran trabajo. Mi vuelta no fue perfecta, sí en la primera salida, pero en la segunda no fue buena. Pero al final, con la pole estoy muy contento. Logra lo mismo para la carrera sería genial, pero hay varios autos rápidos atrás y no será fácil. Hay cosas desconocidas con la degradación de neumáticos”, dijo Lando, quien está ante la gran alternativa de meterse de lleno en la lucha por el título. Deberá ganárselo en la pista.